DIA ONCE

Me he pasado varios dias buscando a la chica de la pantalla, ni rastro. Empiezo a conocerme partes del barco, empiezo a moverme por los largos y estrechos pasillos a oscuras como si anduviera por mi casa, empiezo a conocer el terreno, empiezo a manejarme en el. Los dias son largos y aburridos, oscuros y solitarios, siento una sensación similar a la que un preso debe sentir en su celda, una sensación de claustrofobia pese a que las paredes que te retienen no son pequeñas y una sensación de agorafobia cuando salgo a cubierta que se debe asemejar a la que sienten los presos cuando salen al patio y ven la libertad pero no pueden alcanzarla.

Ayer mientras paseaba por uno de esos pasillos que ya me son familiares escuché un ligero ruido, algo que sentí más que escuché, fui abriendo puertas dirigiendome a la fuente de aquel sonido sordo casi imperceptible hasta que dí con una habitación vacia, sin salida, pero con un viejo transistor, viejo aunque en perfecto estado, en el que sonaba La Vie in Rose de Edith Piaf. Deje terminar la canción y luego intente sintonizar algo más sin ningún éxito.

He encontrado tabaco.
Me quedan dieciseis cigarrillos.

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